La rentabilidad es la ganancia resultante de una inversión. En concreto, se trata de una acción económica en donde se movilizan una variedad de materiales, recursos humanos y financieros, teniendo como meta una serie de resultados satisfactorios.
Cabe destacar que, la rentabilidad se expresa normalmente en porcentaje, e igualmente, es uno de los factores más importantes a tomar en cuenta a la hora de estudiar y valorar el comportamiento de una inversión, por lo tanto, permite precisar qué inversión es la más beneficiosa entre las diferentes opciones.
En el área empresarial y financiera, el concepto de rentabilidad cumple un papel crucial, dado que indica el nivel de recuperación de los recursos financieros utilizados.
Tipos de rentabilidad
Al querer definir los tipos de rentabilidad, normalmente aparecerán tres: Económico, financiero y social. No obstante, existe una amplia gama de tipos. A continuación, se definirán alguno de ellos:
Rentabilidad económica
Evalúa la capacidad de una empresa de producir remuneraciones, basándose en sus activos y capital de inversión. En este sentido, compara los resultados alcanzados entre el desarrollo de la actividad empresarial y las inversiones realizadas.
De esta manera, la rentabilidad económica refleja las ganancias obtenidas de las inversiones llevadas a cabo por una compañía. Si se desea aumentar la rentabilidad económica, se tendrían que aumentar los ingresos y reducir los costes dentro de una compañía.
Rentabilidad financiera
La rentabilidad financiera o return on equity (ROE), denominada así este último por la literatura anglosajona, está relacionada con los beneficios económicos logrados por medio de inversiones en recursos financieros. Tiene una relación estrecha entre accionistas y propietarios.
Rentabilidad social
Se encarga de proporcionar beneficios monetarios a una población, basándose en inversiones realizadas por parte de un proyecto o de una empresa. Cabe destacar que, la rentabilidad social es independiente a la rentabilidad económica.
Rentabilidad absoluta
Es una rentabilidad que siempre será positiva. Sin importar cualquier circunstancia que ocurra dentro del mercado, jamás sucederá pérdidas.
Rentabilidad acumulada
Hace referencia a la rentabilidad total, lograda por medio de una inversión desde el momento en que se ejecutó. Sirve para comparar los resultados obtenidos entre el precio de compra y el precio actual.
Rentabilidad neta
Es la rentabilidad total que logra un inversionista o empresa, luego de que sean descontados los gastos relacionados con la inversión, como los impuestos y la amortización del capital.
Rentabilidad bruta
En este caso, la rentabilidad bruta es la cantidad de ingresos obtenidos sin restar los gastos asociados a la inversión. Es todo lo contrario a la rentabilidad neta. En otras palabras, hace referencia a los resultados rentables de una compañía o inversión antes de los impuestos.
Rentabilidad comercial
Es el resultado de la calidad comercial de una empresa. Para ello, se debe dividir los beneficios logrados por ventas, entre las ventas absolutas dentro de un tiempo específico.
Rentabilidad anualizada
Por último, cuando hablamos de rentabilidad anualizada, nos referimos a la rentabilidad media obtenida después de cumplir el año de haber comprado un activo. Se calcula dividiendo la rentabilidad acumulada, entre los años que duró la inversión.
¿Cómo se calcula la rentabilidad?
Calcular la rentabilidad es sencillo. Se calcula uniendo una tasa aritmética y una tasa logarítmica. Hay que tener en cuenta, que la rentabilidad está estrechamente relacionada con dos factores; el capital de la inversión y los beneficios del mismo.
Para calcular, se dividen los beneficios de la inversión entre el capital invertido. Posteriormente para obtener el porcentaje, se tiene que multiplicar el cociente resultante por 100.
Indicadores de rentabilidad
Los indicadores de rentabilidad tienen la función de valorar la efectividad de un negocio, para administrar y controlar sus gastos y costos, transformando sus ventas en utilidades. Los indicadores de rentabilidad son los siguientes:
- Crecimiento sostenible: Refleja el modelo de crecimiento económico delimitado por un aumento persistente y baja volatilidad.
- Rentabilidad neta sobre inversión: Estudia el patrón de los activos y gastos originados a partir de los activos,
- Rentabilidad sobre patrimonio: Estudia la rentabilidad antes y después de los impuestos.
- Rentabilidad neta sobre la inversión: Valora el resultado de las ganancias o pérdidas de una inversión. Útil para determinar si una inversión será rentable o no en el futuro.
- Margen neto de utilidad: Refleja la capacidad de la empresa en transformar sus ingresos en beneficios. Evalúa si se está o no llevando a cabo un correcto control de costos.
- Margen bruto de utilidad: Es el resultado restante de los ingresos operacionales de una empresa al descartar los costos de venta. Herramienta eficaz para indicar si un negocio es o no rentable.
- Margen operacional: Evalúa los costos y la eficiencia operativa en una empresa.
- EBITDA (Earnings Before Interest, Tax, Depreciation and Amortization): Traducido como beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Provee información financiera útil para estudiar el patrón financiero de una empresa.
Rentabilidad y riesgo
Al querer emprender, miles de dudas surgen dentro de los empresarios, la principal es conocer si su proyecto será o no rentable; en otras palabras, saber si se producirá las ganancias esperadas y en cuanto tiempo. Al invertir el retorno de las ganancias jamás estarán aseguradas.
Invertir siempre acarreará riesgos. Sin embargo, hay factores que ayudan a identificar cuando hay menor riesgo al depositar ahorros y confianzas dentro de un negocio.
Sin embargo, no existe una fórmula secreta, la remuneración no es segura. Los ingresos pueden llegar a ser grandes, pequeños o modestos. Se puede incluso llegar a perder el total del capital invertido.
La rentabilidad y el riesgo se llevan de la mano, asumir una rentabilidad beneficiosa también es asumir riesgos. Mientras más grandes sean las expectativas, mayores serán los riesgos, pero es incorrecto pensar que mayores riesgos conllevan a una rentabilidad elevada.
En este sentido, los márgenes de riesgos corresponderá al entorno socioeconómico de un país, crisis mundial y crisis dentro una empresa. Los riesgos de una inversión, dependiendo del producto, pueden tener un índice mayor o menor en cuanto a riesgo si se compara con otros.
De esta manera, para que ocurra una inversión, los posibles beneficios deben tener niveles lo suficientemente altos, para que sea atractivo si se compara ante la alternativa de ahorro sin ningún tipo de riesgo.
En definitiva, si se desea invertir en un negocio, se recomiendan dos cosas. Primero, elegir la opción que tenga una mayor rentabilidad, si las condiciones de riesgo son semejantes; y segunda, elegir la inversión que posea menos riesgos si las condiciones de rentabilidad son similares.