Cuando hablamos de una crónica, por regla general aludimos a un texto algo artístico y editorial, Utiliza sus activos convencionales para manejar ocasiones y personajes genuinos, válidos y evidentes.
Las primeras crónicas que se conocen eran, precisamente, relaciones de realidades solicitadas por el auténtico segundo, como diarios o informes privados.
El anuario se generalizó en el campo de la cobertura informativa a partir del supuesto Nuevo Periodismo, que comprendía una era de columnistas y ensayistas de vanguardia, dados a la utilización de esta clase para vigorizar la transmisión de noticias.
Con ello, tuvieron la opción de trastocar la habitual pirámide de datos de la cosmovisión de Harold Lasswell, que establecía el compromiso de que toda noticia contuviera todos los datos apropiados hacia el inicio, y después sustancia extra. El relato, pues, propone el camino inverso, al igual que los relatos artísticos.
En la actualidad, hay discusiones sobre si el relato es o no un tipo artístico o editorial. Es más, con el debilitamiento de los límites entre los tipos de discurso (noticiario, redacción, método de enseñanza, elaboración, etc.) que describen las ocasiones contemporáneas, esta discusión resulta considerablemente más problemática.
Cualidades de una crónica
- Las ocasiones y sucesos contenidos son descritos por la solicitud transitoria en la que ocurrieron, regularmente por espectadores o compañeros, ya sea en primera o tercera persona.
- El relato utiliza un lenguaje directo, inmediato y muy cercano y concede un lenguaje abstracto con la utilización reiterativa de descriptores para acentuar las representaciones. Utiliza palabras de acción y presenta referencias a la realidad. El relato tiene una distancia específica fugaz a lo que se llama exactamente composiciones verificables.
- La escritura de una crónica no tiene la rigurosidad metodológica de la historiografía lógica, sus supuestos son totalmente diferentes, por lo que su utilización como fuente historiográfica se termina con la evitación fundamental por parte de los anticuarios; como hacen aquí al calificar la Crónica de Alfonso III.
- Además de retratar la noticia, el escritor emite un juicio y una valoración de los hechos ocurridos.
- Tiene un estilo individual con componentes evaluativos.
- Se utiliza una estructura de relato para retratar los acontecimientos y destacar su importancia.
- Las descripciones se utilizan para establecer la disposición del escritor.
- Describe una ocasión de interés global.
- Acentuación de cómo ocurrieron las cosas.
- Utiliza un lenguaje básico y claro.
- Es una comprensión emotiva de las ocasiones ocurridas contadas desde donde ocurrieron y con una ramificación inequívoca de su orden
Capacidad de la crónica
- Cumple como fuente de referencia para los estudiantes de historia.
- Deja constancia de una ocasión ocurrida.
- Relata cómo ocurrieron las cosas y da una traducción valorativa de las mismas.
Tipos de crónicas
Crónica periodística
Las crónicas son además de tipo editorial. Se les delega “amarillo” o “blanco” según su contenido. Los amarillos tienen más material emocional y, en general, la voz legítima es la de un individuo o residente habitual; los blancos utilizan más material objetivo y la voz definitiva es, en su mayoría, la de un cargo, un experto, etcétera.
Crónica histórica
Un relato es una historia por cuidadosa y específicamente narrada de un país o de un distrito, de un territorio, de una época, de un hombre o de una ocasión en general, compuesta por un espectador o un contemporáneo que ha registrado, sin crítica, cada una de las sutilezas que ha visto, y sorprendentemente todas las que le han sido enviadas.
Tales son, por ejemplo, los relatos latinos de Flodoardo, norma de Reims, y de Guillermo de Nangis, y las narraciones francesas de Froissart y Enguerrand de Monstrelet. De todas las naciones europeas, las más extravagantes en narraciones son Francia, España, Italia e Inglaterra.
En cada uno de los pueblos de la Europa actual, desde el siglo V hasta el XV, un número determinado de ensayistas, generalmente sacerdotes, dejaron relatos de diversas clases en latín o en la lengua vulgar. Describían los puntos de partida de un país o el trasfondo histórico de una familia célebre o de una época notable.
El registro de un oscurecimiento del sol o de una lluvia de granizo posee tanta mancha como el de una pelea o una diferencia de administración. Estos breves relatos, compuestos por sacerdotes, llevan el nombre del lugar donde fueron compuestos o del lugar donde fueron encontrados.
Crónica artística
El relato artístico es un tipo de historia contemporánea, resultado del acercamiento entre la cobertura informativa y la escritura, en la que se ofrece al usuario escenas genuinas (o fantasiosas, pero esbozadas en escenarios genuinos) descritas a través de aparatos y activos eruditos.
El anuario artístico suele ser visto como un tipo difícil de caracterizar, que mezcla ficción y realidad, perspectivas e información de examen, decidido a ofrecer al usuario una recreación excepcionalmente cercana de la experiencia vivida por el creador.
A diferencia del anuario editorial o abstracto, en el que se cuida la dedicación a las realidades constatadas, el anuario erudito ofrece representaciones emocionales que permiten la transmisión de discernimientos individuales.
A veces, como en Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, o en Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, este escenario sirve más bien de excusa para investigar ocasiones completamente anecdóticas.
Crónicas en español
Las cuentas públicas de España y Portugal, anteriores al siglo XVI, gozan de un merecido prestigio y son tan significativas por su número como por su extensión.
Comenzando en el siglo XIII y terminando con el siglo XVI, por ejemplo, el de Lope de Ayala (sic Pero López de Ayala), son reconocidos por una gloria específica de estilo y además por la sublimidad de sus consideraciones.
En estas representaciones absolutamente galantes, no sólo llama la atención la importancia de las realidades actuales y de las aventuras, sino también la manera excepcionalmente emotiva con la que se introducen las realidades.
De 1779 a 1787 se distribuyó en Madrid un surtido de relatos españoles en siete volúmenes en cuarta edición. A lo largo del siglo XVI se reprodujeron comúnmente las narraciones comprometidas con los más aclamados señores de España y Portugal.