La Fidelidad es un pensamiento que, en su nivel más singular, infiere una asociación genuina con algo o alguien. Su importancia singular está relacionada con la firmeza (de un individuo hacia un amo o gobernante) y la consideración de la obligación.
En el ámbito social, es una virtud que compromete a la persona a ajustarse a las promesas y responsabilidades contraídas. La lealtad es posteriormente la satisfacción de permanecer.
Fidelidad en las relaciones sociales
Dentro de la responsabilidad subyacente a una relación afectiva, la constancia es un ideal que alude a la capacidad de mantener y satisfacer las garantías hechas hacia el inicio de la relación y lo que esto sugiere en el clima social, infiriendo no engañar o traicionar al otro.
Esta idea puede extenderse a diferentes tipos de vínculos sociales y sorprendentemente profundos, como el compañerismo, la familia y Dios, donde la fidelidad alude a los aspectos positivos de la dedicación, la confianza en las garantías, la autenticidad y el respeto compartido.
La vida santificada dentro de la Iglesia católica sugiere la toma de compromisos, ordinariamente de virtud y obediencia, no obstante la responsabilidad de la administración a Dios y al prójimo, posteriormente la fidelidad solicita la satisfacción de tales promesas. Además, para ejercer un oficio estricto dentro de la Iglesia, se requiere un voto de lealtad.
Historia
Desde siempre, se identificaba la fidelidad hacia los gobernantes, y además con la relación de esclavitud. Aquel que era trabajador necesitaba tener constancia con su jefe, de vez en cuando a cambio de un beneficio.
A lo largo del tiempo la idea de la fidelidad y la traición ha existido, sin embargo a lo largo del tiempo se ha ido modificando en función del modo de vida, del entorno político registrado y del público en general en el que nos encontramos.
Esto demuestra que estas ideas han estado disponibles desde el inicio de los establecimientos civiles, cuando los hombres comenzaron a relacionarse con ellos mismos y más tarde con las damas.
Hoy en día el término traición ya no comprende sólo una perspectiva sexual, sin embargo ahora hay ángulos entusiastas, mentales, buenos, de conducta, naturales, lo que demuestra que con la modernización del mundo y el paso a la innovación ha hecho que este término sea más alucinante, ya no es tan fácil de caracterizar como antes, incluso su pareja, la fidelidad ha cambiado, pasando por épocas en que la constancia de las damas hacia su esposo era un deber a cambio de la alimentación.
La fidelidad en las relaciones amorosas se refiere a la restricción sexual y pasional con respecto a la unión de fuerzas con la que se mantiene una relación. El entorno sociocultural en el que nos desenvolvemos está cambiando el significado, las causas, los resultados y las perspectivas que se tienen en torno a la lealtad y la infidelidad.
¿Qué es infidelidad?
La traición alude, de forma destacada, a los vínculos afectivos de tipo sentimental, de corto o largo recorrido, establecidos con personas ajenas al vínculo de autoridad, en el que hay un rompimiento de la responsabilidad de la constancia o la ausencia de la misma.
Por lo tanto, puede significar la ausencia de deslealtad o ruptura de la misma hacia cualquier responsabilidad ética como la religión, el compañerismo, el matrimonio (circunstancia conocida como infidelidad) o alguna otra relación afectiva o sexual.
Los motivos de la deslealtad humana son diversos y se identifican con el carácter y la historia sexual individual; puede ser el engaño (sexual, monetario, escolar, social, etc.).
La infidelidad puede estar desencadenada por situaciones como el cansancio, el interés, el narcisismo, la venganza, el abandono, la depresión, la capacidad de superación del extraño en cuestión, la necesidad de afecto, la correspondencia desamparada, la emergencia, la renuncia pasional, etc.
Sus aprobaciones difieren según el acuerdo individual y social. Antiguamente en la sociedad prehispánica había varios órdenes sociales en los que existía una estructura familiar enmarcada por los varones que buscaban localizar a una pareja con una convicción de fidelidad inquebrantable a cambio de darles comida.
Partiendo desde la definición de fidelidad desde aquella época este tema era bastante delicado y difícil de tratar, al menos no es como ahora. Puesto que la infidelidad es considerada como pecado desde el siglo XVII por lo que el castigo por este acto era terrible y conducido hasta la muerte, Sobre todo de mujeres infieles.
Por lo tanto la devoción y compromiso por su pareja debía ser siempre. Los casos más particulares de infidelidad eran aquellas mujeres que eran compradas por hombres y obligadas a un casamiento sin su aprobación.
Rasgos de una persona fiel
Entre ellos se destaca:
- No desean que se termine la relación
Tanto en las relaciones corporativas o sociales una persona fiel se caracteriza por separar los problemas sin que nazca el pensamiento de abandonar.
- Estiman su trabajo
Todos tienen un “trabajo” en nuestros círculos internos (familia, compañeros)y la mayor parte se empeña en cuidarlo..
- Se mantienen alejados de los problemas
Una persona fiel se caracteriza por ser afable y llevar armonía y solución a diferentes circunstancias. Piensa sobre sus acciones y si esto podría considerarse un riesgo para el mantenimiento de una relación
Distinción entre fidelidad y lealtad
Con respecto a la Lealtad, se ajusta a las Causas más prominentes que al individuo. A las metas, a las cualidades, a las empresas, y además a los individuos en los que confiamos es imprescindible ayudar en determinadas condiciones.
En cambio la fidelidad se trata de un compromiso más temporal, y en la mayoría de los casos es motivada por amor. La ilustración más clara de la Lealtad es generalmente permanecer al lado de un compañero a pesar de los contratiempos, solo porque sabes que él podría necesitar tu ayuda. Ser Leal tiene que ver con ocupar tiempo y sentimiento de Justicia.
En el campo de los negocios, se puede ser leal a una organización. La lealtad a esa asociación puede consistir en no derribarla. Las cualidades la opción de supervisar las circunstancias. Pero se alimenta de las convicciones y cualidades que cada individuo ha ido supervisando a lo largo de su vida. No es algo que se obligue o deba darse genuinamente.
